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LUCAS CAMAÑO CAPUTO |
"Coordinador del Voluntariado en la Villa 21-24 Barracas"
Cuando comencé con la carrera, me di cuenta que existía una idea bien marcada, que no me cerraba del todo: las ciencias de la salud se enseñan separando al estudiante de su realidad, obligándolo a enfocarse en el problema una vez surgido y no en cómo se origina y cómo puede evitarse. La experiencia práctica está ausente en la primera parte de la carrera, lo que muchas veces lleva a frustrarnos, o mucho peor: nos conduce a que de a poco, veamos al ser humano como una sumatoria de sistemas. Por eso comencé a buscar una forma de intentar cambiar eso.
Fue ahí que comencé con las actividades de voluntariado. Ni bien comencé, entendí que no hace falta mucho para aportar un granito de arena, que cualquier esfuerzo es valorado, que el trabajo en equipo funciona muchísmo mejor que el trabajo invidual, que un "gracias" vale muchísimo, y que una sonrisa te impulsa a cada vez más.
Los libros, las semanas de encierro leyendo no cuentan del todo si no se aprende a ponerlo en práctica comprendiendo las necesidades de la sociedad en la que estamos inmersos.
Como tantas otras sensaciones, la sensación de plenitud que deja realizar este tipo de actividades es algo que no termina de explicarse con palabras, es algo que uno tiene que vivir por sí mismo para entender completamente el significado de ser voluntario; es por eso que todo aquel que sienta la necesidad de ampliar su perspectiva, debería intentarlo.